Es considerada una de las zonas arqueológicas más importantes del Occidente de México. "Los Guachimontones" alcanzó su esplendor entre los años 200 y 400 después de Cristo y desapareció hacia el 900 de nuestra era. Actualmente se gestiona un acuerdo con el estado de Jalisco para mejorar su operación. El Centro INAH-Jalisco confía en lograr un acuerdo con el gobierno del estado y el ayuntamiento de Teuchitlán, donde se encuentra enclavada la zona arqueológica, con el fin de operar eficientemente el sitio.
Se considera salvaguardar las 19 hectáreas que actualmente abarca la zona monumental, de las 24 mil que en su época de mayor influencia tenía, donde habitaban alrededor de 40 mil personas.
Pese a los esfuerzos del INAH por su salvaguarda, aún carece de custodios, por lo que no se promociona su visita, para evitar daños a las estructuras, así como poner en riesgo de saqueo el patrimonio cultural, cosa que se ha evitado, gracias a la presencia de los arqueólogos del INAH, que protegen el lugar, además de la presencia de veladores proporcionados por el gobierno del estado. Recientemente se inició el proyecto, encabezado por el arqueólogo Phill C. Weigand, para reconstruir la zona en su totalidad.
El complejo arqueológico fue construido por un grupo humano denominado "Tradición Teuchitlán", descubierto en 1970. Aunque la palabra Guachimontón proviene del náhuatl, el arqueólogo Weigand asegura que no era el idioma oficial, sino tal vez el "Totorame" o "Chipcha". Guachimontón quiere decir lugar cerrado, en alusión a las construcciones encontradas en la zona: círculos concéntricos.
Durante 1999 se inició el rescate de la zona con la participación del Gobierno del estado, a través de la Secretaría de Cultura; el Colegio de Michoacán, la Presidencia Municipal y el Patronato "Los Guachimontones de Teuchitlán".
Recorrido
Es un espacio a gran escala hecho por el hombre, diseñado y creado como elemento de la sociedad. El paisaje que puede contemplarse es considerado por los arqueólogos como "político", compuesto de estructuras diseñadas para imponer o preservar la unidad y el orden dentro de un territorio o para hacerle ajustes a gran escala o largo plazo.
Para su edificación se utilizó piedra, adobe y cal en los edificios principales. En el centro del recinto más grande se levanta una pirámide con varias capas y cuatro escalinatas en los puntos intercardinales.
El pequeño templo en la parte superior estaba dedicado al culto de un antepasado. Alrededor del piso circular, una banqueta sostiene varias plataformas, cada una con una estructura enramada que fueron dedicadas a los ancestros o linajes dominantes.
Existe una cancha de juego de pelota, que se practicaba entre los dos círculos más grandes del sitio. Un tercer círculo, más pequeño, se entrelaza con el segundo. Las pirámides pequeñas tenían postes para las actuaciones de los "voladores".
Los conjuntos circulares sugieren un acceso restringido y de uso exclusivo para las familias de gobernantes y la casta sacerdotal. Los recintos circulares del occidente son únicos, pero su geometría sigue principios ampliamente cosmológicos, comprendidos y compartidos por los pueblos de Mesoamérica.
En el microcosmos arquitectónico de Teuchitlán, los gobernantes observaron un programa de festivales rituales cíclicos y la sociedad en general, vivía bajo este concepto ritual.
Se localiza a una hora y media de Guadalajara, en el municipio de Teuchitlán, a unos 56 kilómetros de la capital, por la carretera estatal libre 604 Guadalajara-San Marcos.
FUENTE: INAH
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