“Biguidibela”, leyenda del murciélago de colores

(Tradición oral oaxaqueña)

Por Alejandra Salazar
Arqueología viva de México

Dicen que el murciélago, hace mucho tiempo, fue el ave más bella de la Creación. Sin embargo, era tal y como lo conocemos hoy y se llamaba Biguidibela, que significa “mariposa desnuda”.

Biguidibela veía pasar otros animales que volaban y sus cuerpos estaban cubiertos con plumas de colores vistosos. Un día que hacía mucho frío, subió al cielo y le pidió plumas al Creador, pero él ya había repartido todas las plumas y ya no tenía, así que le recomendó bajar de nuevo a la tierra y pedirle una pluma a cada ave. No demoró nada el murciélago cuando ya se encontraba pidiéndoles plumas a las aves con las más bellas plumas y de mayor colorido.

Cuando acabó su recorrido, el cuerpo de Biguidibela ya estaba envuelto con las plumas de todos los colores; sintiéndose bello y hermosos, volaba y revoloteaba mostrándose con orgullo para que todas las aves que encontraba en su vuelo la admiraran. Cada que agitaba sus alas emplumadas, dejaba ver su felicidad y cierto toque de prepotencia; se dice que tanto eco provocaba su vuelo, que un día de repente creó el arco iris.

Tan orgulloso se sentía, que cayó en la soberbia y se transformó en un ser ofensivo, que hacía sentir mal a las aves y a todos los que le rodeaban. Incluso, dicen que del colibrí se burlaba porque ya no tenía su belleza.

Esto llegó a oídos del creador quien, dándose cuenta que el murciélago usaba las plumas para humillar a los demás animales, lo llamó para pedirle que subiera al cielo, donde también se pavoneó y aleteó feliz.

Tanto fue su aleteo, que poco a poco las plumas empezaron a desprenderse de su cuerpo, dejando al descubierto su cuerpo desnudo como al principio.

Dicen que durante todo un día desde el cielo llovieron plumas de todos colores y desde entonces, el amigo murciélago permanece desnudo y condenado a vivir en cuevas, ciego para no recordar los colores que alguna vez tuvo y que perdió por su soberbia. Aún más, dicen que durante mucho tiempo, el quetzal fue su guía.
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Esta leyenda prehispánica, ha sido adaptada y rescatada por la Secretaría de Cultura a través de una coreografía, y en éstas vacaciones será presentada como ópera infantil el próximo 30 y 31 de julio en CONARTE Nuevo León.

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