Santuario de ballenas del Vizcaíno


Un refugio de vida salvaje en México, y único en su tipo en el mundo, el Santuario de ballenas del Vizcaíno es el área natural protegida más grande del territorio mexicano.


Ubicado al norte del estado de Baja California Sur, en las lagunas costeras de Ojo de Liebre y San Ignacio, el santuario de ballenas forma parte de la reserva de la Biósfera del Vizcaíno.


México fue el primer país en crear un santuario para ballenas en estas lagunas, en el año de 1972. Treinta años después, se decretó la protección de estos mamíferos en todos los mares patrimoniales de México. También, desde 1993, la UNESCO lo incorporó al Patrimonio Mundial por su valor excepcional y universal como sitio natural.


La travesía de la ballena se hace en grupos organizados que salen del Océano Ártico (el Mar de Behring, el Mar de Cukchi y el oeste del Mar de Beaufort), bajan por la costa oeste de Estados Unidos, y concluyen en las lagunas de Baja California.


El recorrido comprende una ruta fija de 12 mil kilómetros alrededor de tres meses de viaje en la época de invierno, específicamente entre los meses de diciembre a abril. Al llegar a este lugar empieza la temporada de apareamiento.


Las lagunas, reserva de la biósfera del Vizcaíno, ofrecen el resguardo que necesitan las ballenas contra los depredadores marinos. 

La ballena gris desapareció completamente en el Océano Atlántico debido a la excesiva caza que también ha puesto en peligro a la población del Pacífico. Ahora, la ballena recibe protección de varios países, incluyendo México, que ha fomentado su reproducción a lo largo de las últimas décadas. Debido a esto, su población se ha recuperado favorablemente después de una intensa caza comercial. 

Actualmente, alrededor de 900 ballenatos nacen en las lagunas de la reserva, ésta cuenta con más de 20 mil ejemplares. Aún existe mucho por hacer: algunos países, como es el caso de Japón, siguen cazando ballenas y amenazan con levantar la moratoria que impide la cacería comercial de éstas. Nosotros, como mexicanos, debemos estar muy orgullosos porque nuestro país se ha comprometido a salvaguardar el área de refugio y garantizar las funciones biológicas de las ballenas, desde su reproducción hasta su alimentación y migración. 

Es nuestra responsabilidad vigilar y exigir que se cumpla esta misión. Las ballenas aprovechan estas lagunas para alimentarse y recobrar fuerza para el viaje de regreso. Por la temperatura cálida de las aguas, las crías se aclimatan y se preparan para sobrevivir. Todo este viaje que, año tras año, hacen estos animales magníficos hacia aguas mexicanas para tener a sus crías, lo convierte en un espectáculo natural considerado un milagro de vida y supervivencia.

Fuente: CLTRA CLCTVA

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