Puerto de Veracruz, Veracruz

En las llanuras costeras del estado, bañado por las aguas del Atlántico, el Puerto de Veracruz nos muestra con orgullo su blanca fisonomía, sus plazas y centro colonial rodeado de edificios de principios de siglo, sus muelles de gran movimiento mercantil y naval custodiados por un fuerte, sus largas y modernas avenidas que bordean el mar y sus plácidas y hermosas playas.

El Centro Histórico del Puerto revela un carácter criollo en el conjunto de fachadas, balcones y ornamentos de sus edificaciones, en el que se entremezclan armoniosamente las distintas influencias arquitectónicas que la ciudad ha experimentado a lo largo de su agitada vida.

Destacan: la Catedral, antes Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVIII y el Palacio Municipal, sede del primer ayuntamiento de la América Continental, situados en la Plaza Mayor; el edificio de Correos y de la Aduana Marítima, de estilo neoclásico, reflejan el afán aristocrático afrancesado que tiñó la vida de México a finales del siglo XIX; el recinto de la Reforma, museo instalado en la antigua iglesia del exconvento de San Francisco, erigida en 1715; el Museo de la Ciudad, edificio neoclásico de hermoso patio y sobrias arcadas, exhibe la historia y el folklore de la ciudad; el Museo de la Revolución, situado en el original edificio de faros; la Capilla del Cristo del Buen Viaje, del siglo XVI, sencilla parroquia en la que se venera al Cristo Moreno, protector de los pescadores mulatos que habitaron inicialmente el barrio.

El Fuerte de San Juan de Ulúa (siglos XVI - XVIII), hoy convertido en museo, se construyó para proteger al puerto de la codicia de corsarios y filibusteros, por ser lugar de continuo ir y venir de navíos que traían hombres y mercancías de ultramar y salían rumbo a Europa cargados de oro y plata. El Baluarte de Santiago con su puente levadizo es un pequeño museo: fue parte de la muralla construida en el siglo XVII que protegió a la ciudad hasta 1850.

Fuente: México lindo y querido

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