Cascada Velo de Novia

Comenta la leyenda que una hermosa joven mazahua de Temascaltepec (Valle de Bravo) se enamoró de un hombre blanco, el cual también estaba enamorado de ella, incluso tenían ya programada la fecha para casarse por la iglesia. Él tenía una vecina y amiga desde la infancia, la cual estaba enamorada también de él y sentía celos y envidia por la joven indígena, y era tanto su coraje y su desprecio que trataba por todos los medios de ridiculizarla y desprestigiarla ante los ojos de su amigo; él nunca aceptó los reproches de ella, era demasiado su amor como para hacerle caso a este tipo de comentarios. La noche previa a la boda, la amiga tratando de impedir esta unión, le dio a beber una pócima que lo adormeció y, se metió a la cama con él; a la mañana siguiente la novia se quedó en el altar esperando inútilmente la llegada de su amado, preocupada fue a buscarlo a casa de él, encontrándolo acostado, durmiendo aún, en brazos de la amiga. Desilusionada, herida en lo más profundo de sus sentimientos, sólo se le alcanzó correr como enajenada hacia las afueras del poblado, y llegando a la cascada de Tenantongo (Avándaro) se tiró al vacío, atorándosele al caer el velo de novia en una rocosidad de la misma. Al llegar al final de los 12 metros de la caída, ya estaba muerta. Horas después, llegó al lugar el novio, y al ver a su amada muerta sintió morir él también. Al retirar el velo atorado, se desprendió la roca provocando que se anchara el cauce del agua formando una apariencia de tul. Varios días permaneció el infortunado hombre llorando y rezando desde lo alto de la cascada por la muerte de su amada, y en un momento de culpa, de desesperación y de locura se sacó el corazón lanzándolo hacia el vacío, el cual al caer se convirtió en una roca, y la sangre que brotaba del cuerpo inerme formó, al lado de la cascada, un pequeño salto de agua que al caer golpea y hace sonar el pétreo corazón. Para que de esta manera su amada lo escuche y sepa que el corazón de él late de amor eterno por ella. Y ella, a su vez, en respuesta responde aumentando el estruendo de su caída como para significarle que su amor es aún más grande.

El fragor de ambos saltos simboliza el latido cardiaco del amor eterno de esta pareja que al convertirse en parte de la naturaleza misma llegó a inmortalizarse para ejemplo de todos los enamorados que gozan de la visión y de la emoción de contemplar sus límpidas aguas.

Avándaro, del purépecha, lugar de ensueño.
Valle de Bravo. Originalmente llamado en náhuatl Temascaltepec (En el cerro del temascal) y en mazahua Pamejeen.

Antonio Fco. Rodríguez Alvarado

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