Zona Arqueológica Ranas, Querétaro

La zona Arqueológica Ranas se localiza a 154 kilómetros al noroeste de la ciudad de Querétaro, México, en el estado de mismo nombre. Su acceso es por la carretera estatal número 120, hasta llegar a Vizarrón. Siete kilómetros adelante se encuentra San Joaquín y dos kilómetros después de esta población se encuentra la zona arqueológica.

Ranas está enclavado en lo porción suroeste de la Sierra Gorda , región de abrupto relieve en donde tuvo lugar un desarrollo cultural importante durante la época prehispánica, siendo Ranas uno de sus exponentes; ocupa la parte superior de dos cerros que se unen formando una escuadra, rodeado de barrancas y con un solo acceso por su flanco oeste.

La posición del sitio es estratégica, aunque no se le pude considerar fortaleza ya que su defensa son las montañas, puesto que para llegar hasta aquí se tenía que cruzar una serie de accesos que eran controlados por la población serrana. Los habitantes del asentamiento planificaron su ciudad, de ahí el aprovechamiento eficiente del terreno y el ordenamiento de los edificios

La topografía es determinante en el patrón arquitectónico, ya que cuando el terreno presentaba desniveles muy marcados o era insuficiente el espacio para la edificación se nivelaban o ampliaban las áreas por medio de terraceados, reforzados con muros de contención, estas plataformas servían para dar soporte a las casas, templos, juego de pelota, etcétera. En la construcción de la ciudad se utilizó piedra laja caliza que es abundante en la región. El sistema consistía en la acumulación de piedra y lodo para formar los núcleos de las estructuras.

Estas se revestían con piedra laja cortada, la que algunas veces se trabajaba para darle cara; los bloques se acomodaban por hiladas más o menos uniformes para proporcionar un buen acabado a los muros de las fachadas, pues no se les aplicaba ningún recubrimiento, mientras que los pisos de las casas y templos se cubrían con tierra apisonada o con capas de estuco.

La ciudad de Ranas fue erigida y habitada entre los siglos VII y XI, por grupos asentados en la región desde tiempo atrás. La economía de estos pueblos se basó en la agricultura de temporal, siendo el maíz el elemento más importante, alternada esa actividad con la explotación minera, en donde el cinabrio jugó un papel importante por ser un pigmento que por su coloración roja era asociada con los símbolos de la vida, fue de gran demanda entre los pueblos mesoamericanos.

El sitio arqueológico funcionó como uno de los centros de mayor jerarquía en la Sierra Gorda. La construcción de una área urbana indica la existencia de una sociedad estratificada, con una élite político-religioso a la cabeza, que mantuvo el control de una población agrícola, minera y artesanal, asentada en los alrededores del sitio y en puntos adecuados para el aprovechamiento de tierras, fuentes de agua y recursos mineros.

Asimismo, Ranas debió controlar la producción y distribución agrícola y minera de la región como también el intercambio de productos de regiones aledañas.

En 1945 el arqueólogo Eduardo Norguera propone que Ranas y Toluquilla corresponden a una etapa teotihuacana-tolteca, posiblemente como una extensión cultural del altiplano hacia la planicie costera de Veracruz, o como los vestigios de pueblos de aquella parte del país en su tránsito hacia la cuenca de México, ya que llama la atención del autor la existencia de ciertos materiales arqueológicos que relacionan a estos sitios con las culturas de las tierras bajas de Veracruz, por una parte, y por la otra, con el altiplano central.

La caída y el posterior abandono de la antigua ciudad se encuentra enmarcado en los problemas que se gestaron en la frontera norte de Mesoamérica entre los siglos XI y XII.

Al igual que en otras regiones de la frontera, en la Sierra Gorda se desintegró el sistema político, religioso y económico que daba coherencia a la vida social de los pueblos serranos, situación agudizada por la presencia de grupos bárbaros, cazadores, recolectores nómadas, conocidos como chichimecas, quienes se adueñaron de la región hasta la conquista y pacificación hispana en el siglo XVII.

Días de visita: de lunes a domingo.
Horario: de 9:00 a 18:00 horas.

Fuente: México lindo y querido


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